Desde la perspectiva de un desarrollador responsable, la inversión en bienes raíces debe ser vista como una oportunidad para ofrecer viviendas de calidad que generen valor tanto para la empresa como para el comprador. Esto va más allá de lo puramente financiero, ya que atiende diversos aspectos de la psicología del comprador.
En este sentido, es importante destacar que la inversión en viviendas está relacionada con el alto valor que las personas atribuyen a la adquisición de activos tangibles. Autores como Kahneman y Tversky (1979) sugieren que otorgamos más importancia a las ganancias y pérdidas en bienes reales y concretos en comparación con bienes intangibles. Esto explica la mayor atracción hacia la inversión en propiedades, ya que estas ofrecen una sensación de logro y seguridad (Bandura, 1977).
Como mencioné en publicaciones anteriores, la compra de una vivienda representa un hito importante en la vida de una persona. El concepto de "framing" de Kahneman y Tversky (1979) juega un papel crucial aquí. Presentar la adquisición de una vivienda como una "oportunidad de inversión" en lugar de una simple "compra" influye en la percepción del comprador. Esto lleva a una percepción más emocional y simbólica de la inversión inmobiliaria, una estrategia efectiva. En última instancia, nuestras percepciones compartidas influyen en cómo nos organizamos y vivimos.
La teoría de la autoeficacia de Albert Bandura (1977) subraya cómo la inversión en bienes raíces puede generar satisfacción personal. Esta teoría se basa en la creencia de que una persona tiene la capacidad de realizar tareas o alcanzar objetivos específicos. Los desarrolladores que ofrecen viviendas de calidad pueden ayudar a los compradores a lograr sus objetivos, impulsando un sentido de logro, pertenencia y autoestima.
Además, la seguridad y la estabilidad que brinda la inversión en bienes raíces tienen un impacto positivo en la calidad de vida. Los propietarios de viviendas experimentan una mayor sensación de arraigo y pertenencia a la comunidad. Esto puede llevar a relaciones más sólidas con los vecinos y un mayor sentido de comunidad.
En resumen, la inversión en bienes raíces no solo tiene beneficios financieros, sino que también aporta satisfacción personal, estabilidad, una mayor conexión con la comunidad y la posibilidad de fortalecer relaciones familiares y de pareja. Estos aspectos psicológicos positivos influyen en múltiples aspectos de la vida y contribuyen al bienestar general de las personas y las familias.
Orlando Vega Avendaño.
Referencias:
Kahneman, D., & Tversky, A. (1979). Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk. Econometrica, 47(2), 263-291.
Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84(2), 191-215.
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