La parte que aparentemente se aleja de las finanzas
Cuando decidí casarme, empecé viviendo en un departamento en alquiler. Esta elección tenía un propósito claro: no quería comprometer la liquidez de mi negocio ni perder oportunidades para atender a clientes y generar ganancias. Durante más de dos años, este departamento fue nuestro hogar, hasta que mi esposa quedó embarazada de nuestra hija. En ese momento, mis prioridades cambiaron drásticamente.
Antes de este cambio, mi perspectiva era diferente. Pensaba que, en caso de faltar yo, mi esposa podría rehacer su vida sin dificultad, ya que ambos éramos jóvenes y teníamos empleos estables. No consideraba necesario un seguro de vida. Sin embargo, el escenario cambió cuando mi esposa dejó su trabajo para emprender un nuevo negocio al mismo tiempo que nos enteramos de la llegada de un nuevo miembro a la familia.
Este cambio de circunstancias me hizo replantearme lo que era realmente importante en ese momento: la seguridad de un hogar estable para mi familia. Comencé a buscar una propiedad de manera inmediata y encontré un espacioso departamento de tres recámaras en una zona que había estado afectada por una obra vial que duró dos años, lo que había mantenido los precios de la vivienda relativamente bajos.
A pesar de estar lejos de nuestra ubicación anterior, las circunstancias y el precio hicieron que esta inversión valiera la pena. Con el tiempo, la obra vial finalizó y la zona experimentó un desarrollo significativo, lo que aumentó el valor de la propiedad. Los desarrolladores tuvieron tanto éxito que continuaron expandiendo el proyecto y construyeron nuevas etapas en el mismo fraccionamiento, lo que generó una plusvalía excepcional.
Ahora bien, esta historia no solo se trata de invertir en bienes raíces, sino también de considerar factores que a menudo se alejan del aspecto puramente financiero de las inversiones. La seguridad de mi familia fue un factor determinante en la decisión de comprar una propiedad en ese momento. Además, la comodidad y la tranquilidad de tener un hogar propio influyeron en mi elección.
Cuando nos mudamos a esa casa, vivimos allí durante casi cinco años. Durante ese tiempo, pude continuar ahorrando e invirtiendo porque me sentía seguro y cómodo con nuestra inversión. Además, la hipoteca que adquirimos me permitió tener un seguro de vida, invalidez y desempleo, lo que proporcionó una capa adicional de seguridad para mi familia.
Todo esto me lleva a reflexionar sobre la importancia de considerar factores más allá de los números en las inversiones inmobiliarias. Si bien es cierto que la rentabilidad y la plusvalía son fundamentales, también debemos tener en cuenta valores personales, preferencias y emociones.
Cada persona tiene sus necesidades y deseos, y estos influyen en las decisiones de inversión. No todas las inversiones inmobiliarias son iguales, y lo que puede ser una buena inversión para uno puede no serlo para otro. Por ejemplo, alguien puede encontrar comodidad y seguridad en ser dueño de su vivienda, mientras que otra persona puede preferir alquilar y tener flexibilidad.
En última instancia, lo más importante es sentirse cómodo con las decisiones de inversión que tomamos. No somos solo seres racionales, sino que también estamos influenciados por nuestras emociones, valores y preferencias. En el mundo de las inversiones inmobiliarias, estas consideraciones personales pueden tener un impacto significativo en el resultado final.
Orlando Vega Avendaño
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